Rendir tributo a Matlalcueye

*En el Cerrito del Chiquihuite, ubicado en el municipio de Zacatelco, se adoraba a la deidad del agua, hoy en la parte más alta, una Cruz en color blanco que divisa a todo el valle

Diego Mena

Zacatelco, Tlax.- Una capilla en forma de pirámide de poca altura, alberga en su cúspide una cruz de color blanco con la leyenda “Barrio del Chiquihuite”, nombre del poblado donde se encuentra el vestigio arqueológico del cual poco se sabe.

La historia de este Cerrito, según los registros, tiene que ver en la América prehispánica y sería un lugar destinado a rendir tributo a Matlalcueye, la deidad del agua. Fue en períodos posteriores cuando se edificó una capilla de la pequeña elevación rocosa y con la cruz blanca en su interior, para 1970 se moldearon escaleras azules resaltando la forma de una pirámide.

En este municipio de Zacatelco se encuentra el Cerrito, catalogado como un “teocalli menor”, vivo recuerdo y bastión de la comunidad que lo rodea: su significado cultural y religioso recuerda a los pobladores pasajes históricos sobre la preservación del lugar.

A escasos 20 minutos a pie del Zócalo de Zacatelco, el teocalli menor, llamado “Cerrito del Chiquihuite”, forma parte de las celebraciones religiosas que Zacatelco realiza, por ejemplo, es punto de la Procesión del silencio.

A partir de las alteraciones en su infraestructura, en el Cerrito fueron halladas varias piezas arqueológicas, entre las cuales destacan figuras de arcilla, monolitos y otras piedras, de las cuales no se tiene información sobre su paradero.

A la fecha, el cerrito aun es visitado por curiosos y pobladores, ofrecen flores a la cruz colocada en lo más alto de la pirámide para realizar pedimentos y agradecer gestos.

 

 

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